los cuerpos ensombrecidos por la cálida fusión de los cuerpos los mantenía escondidos y aislados. sólo el reflejo de la noche y sus astros y relampagueos les hacían recordar quiénes eran, dónde estaban. mentes entregadas a la voluntad indiscutible del deseo atrevido y espontáneo.
Nada más que silencio y la respiración intensa o quizá el viento moldeando, chocando y inmiscuyéndose entre las ramas como él entre las caderas de ella.
Tuesday, July 22, 2008
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